miércoles, 23 de julio de 2008

Aquel tambor ha fusilado un corazón.
Hubo un rechinar,
y languideció el fuego de la tarde.

Era un corazón de tierra y yerba buena,
con los pies tibios de música.

Si, era un corazón.
Aunque la lluvia diga lo contrario
porque lo tiene escondido en los bolsillos,
para que nadie lo encuentre,
y para protegerlo del frío de otras manos.

Desconoce que agoniza eternamente.
p3.com

sábado, 5 de julio de 2008

Silba como quien rescata amaneceres.
La boca un agujero negro
la lengua un nudo
el pecho un yuyaral
que mueve el viento.

Pronuncia redondeles en el aire
llena con tu espesura el pensamiento.

Porque el silbar prescinde
de un entonar de mil palabras,
el signo se diluye en una trampa.

Silva
como quien sostiene al mundo